Lamentablemente, en la cultura occidental, al momento de la menstruación no existen tradiciones para celebrar y honrar la maravillosa etapa de la niña e inicien a la mujer en la nueva ruta cíclica que comienza para ella.
La niña juega un papel sumamente importante en nuestra historia, no en vano es la primera estapa de nuestras vidas.
Cuando somos niñas, manifestamos puramente nuestros dones y talentos, somos libres y vivimos en el presente. Esto nos permite ir creando la expresión propia de nuestra alma en el mundo material.
Cuando somos niñas, tenemos acceso ilimitado entre los sueños y la realidad, lo visible y lo invisible y nuestra fé es inquebrantable. Somos embajadoras de la gracia y la pureza en el mundo, y nos identificamos con la justicia.
Somos verdaderamente poderosas.
La expresión del ser que desarrollamos en esta etapa tan valiosa, reúne parte esencial de nuestras herramientas vitales; herramientas que necesitamos llevar con nosotras a las siguientes etapas para poder realizar nuestra misión de vida. Sin estas herramientas, algo sumamente importante nos faltaría para poder completar la perfecta tarea divina para la cual estamos aquí cada una de nosotras, única y diferente en su propósito.
Lamentablemente en nuestra cultura, la organización jerárquica de la sociedad ubica a les niñes por debajo de les jóvenes, adultes y ancianes, en una relación de poder. Esto provoca que la libertad de expresión y manifestación de la niñez se condicione a los modelos de desarrollo pre-ordenados que tienen los adultes para elles.
Sin embargo, el poder del alma y de la misión es tan poderosa, que aún dentro de la rigidez de la instrucción social, les niñes manifiestan sus talentos y dones de alguna manera. Aunque sea en silenciosos susurros o estruendosos gritos, manifiestan sus preciados dones y talentos.
Así que, no importa cuál fue nuestra crianza y proceso de aprendizaje o de educación, hay talentos y aptitudes que siempre manifestamos, desde siempre y desde lejos.
¿Cuáles son las tuyas? ¿Las conoces?
Si no es así, te comparto unas preguntas guía para facilitar el proceso de distinguirlas:
- ¿Qué te encantaba hacer de niña?
- ¿Cuáles eran tus actividades o juegos predilectos?
- ¿Por qué te regañaban? ¿Cuál solía ser la razón por la cuál no cumplías las reglas? ¿Dónde sentías al menos la tentación de desafiar el orden establecido?
- ¿Con qué personas gustabas pasar mucho tiempo? ¿Por qué, qué te brindaba su compañía?
- ¿Por qué te celebraban o halagaban de niña?
- ¿Cuáles fueron tus mayores logros de niña?
- ¿Qué querías ser cuando fueras “grande”?
- ¿Cuáles eran tus ideas sobre la vida?
- ¿Con qué soñabas?
Una vez distingas esas herramientas valiosas de tu niñez, agradece profundamente a la niña que habita en tí su maravillosa labor, que sobre las condiciones y retos sociales, realizó su misión y desenvolvió esos tesoros para tí.
Luego analiza, ¿cuán presentes están estos dones, talentos, sueños, ideas, etc. en tu vida hoy? ¿cómo influyen a la mujer que estás siendo hoy?
Si encuentras claramente estas respuestas en tu vida ¡te felicito! porque estás honrando la labor de tu maestra niña.
De lo contrario, te invito a que revitalices esos regalos maravillosos que llevas dentro y que te hacen única, auténtica y hermosa. Permítete brillar en armonía con la niña y la mujer, en plena manifestación de tus maravillosas fortalezas, porque el mundo necesita tu luz.
Una de las lecciones más importantes de mi niña: ¡a reír y a disfrutar la vida!
>> Te recomiendo que veas este poderoso video: “Embrace your inner girl” de Eve Ensler